En los últimos años, el mundo del fitness ha estado adoptando lentamente la tendencia de medir la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC, o HRV por sus siglas en inglés). Se trata de un medio para evaluar la preparación de un atleta y la recuperación general. En este artículo vamos a tratar este tema a fondo.
¿Qué es la variabilidad de la frecuencia cardíaca?
La variabilidad de la frecuencia cardíaca es una medida de la variación que ocurre naturalmente entre latidos individuales. Si bien probablemente nunca hayas considerado esto, cuando medimos la frecuencia cardíaca de un individuo en latidos por minuto, obtenemos una imagen más amplia del estado de su corazón. Mediante VFC miramos los detalles más pequeños.
Esta variación latido a latido nos da una medida de la actividad del sistema nervioso autónomo. En otras palabras, nos da una idea del dolor, la inflamación y la recuperación del cuerpo humano en su conjunto. Una mayor variabilidad (los latidos son menos regulares) indica menos estrés y una mejor recuperación. Menos variabilidad en VFC significa que el cuerpo está estresado y el sistema nervioso se intensifica.
No es necesario profundizar demasiado por el momento, pero estos datos nos pueden dar una gran idea del estado actual de un atleta y su preparación. La disminución de la VFC puede indicar enfermedad, sobreentrenamiento, factores estresantes, emocionales, psicológicos, etc.
La VFC puede disminuir los días previos a enfermar, por falta de sueño, la mañana después de beber algunas cervezas o después de varios días de entrenamientos exigentes.
En los atletas podemos usar esta información para tratar de adelantarnos a los problemas que surjan. Si vemos una disminución en la VFC, tal vez reduzcamos el volumen de entrenamiento, implementemos varias estrategias de recuperación y verifiquemos el estado emocional del individuo.
Si bien se han publicado muchas investigaciones sobre VFC, vamos a utilizar de ejemplo un estudio con atletas de CrossFit.
En el estudio, los investigadores siguieron a seis CrossFitters competitivos. Durante un período de 16 semanas, pudieron encontrar una relación entre los cambios en la VFC, el volumen de entrenamiento y las lesiones.
En el estudio encontraron que el riesgo de lesiones se incrementó cuando el VFC disminuyó, junto con un volumen de entrenamiento alto. Por otro lado, cuando el VFC era normal o alto, las cargas de trabajo más altas fueron bien toleradas.
Concluyeron que «Monitorear las tendencias de VFC junto con las cargas de trabajo puede proporcionar información útil sobre el patrón global emergente de carga de un atleta. Por lo tanto, los profesionales pueden utilizar la monitorización de VFC para ajustar e individualizar las prescripciones de carga de entrenamiento, a fin de minimizar el riesgo de lesiones».
¿Quién debería monitorizar su VFC?
Si bien esta investigación es muy interesante y puede ayudar a los atletas a entrenar de manera óptima, no es necesario que todos realicen un seguimiento. En los siguientes casos sí sería interesante:
- Atletas de alto nivel que necesitan un rendimiento óptimo.
- Atletas que han sufrido múltiples lesiones en un período de tiempo relativamente corto.
- Atletas que no están durmiendo lo suficiente.
- Atletas que probablemente entrenan cerca o por encima de su MRV (máximo volumen recuperable).
¿Cómo medir VFC?
Hay varias opciones disponibles para medir la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Estas son las dos mejores herramientas disponibles actualmente.
HRV4Training es una herramienta fantástica. Esta aplicación se puede descargar por 10€ y usa la cámara de tu teléfono para medir la VFC una vez al día. Luego, los debes ingresar datos sobre la calidad del sueño, la energía y el entrenamiento del día anterior. Esto permite que la aplicación presente datos para una buena planificación y seguimiento.
Wahoo Fitness es un dispositivo que va adherido al torso y captura tu VFC, frecuencia cardíaca, intensidad del entrenamiento y las calorías quemadas. En base a estos datos, aporta algunos datos subjetivos al usuario.